Resumen
Es evidente el problema del aislamiento de los ancianos y la repercusión en su estado anímico y cognitivo. Intento conseguir una mejora en estas dos variables con el programa de intervención en entrenamiento en habilidades sociales que presentamos, adaptado a sus condiciones especificas y basado en técnicas cognitivo–conductuales. Procedimiento: Se formaron dos grupos, uno experimental (doce ancianos) al que se aplicó el programa (hora y
media, tres días alternos a la semana durante das meses), y otro de control (diez ancianos).
Ambos grupos participaron a continuación de las actividades lúdicas de la residencia durante otra hora y media. Pruebas: Entrevista individual semi–estructurada, Escalas de Depresión (Ciencias de la Conducta y GDS) y de Deterioro cognitiva (SPMSQ y Mini-examen Cognoscitivo
Lobo). Se realizaron evaluaciones (antes-después) a los dos grupos.
Resultados: En ambos grupos mejoró significativamente el estado anímico. En la función cognitiva se aprecia una mejoría significativa únicamente en el grupo experimental Conclusiones: La psicoterapia con ancianos residentes (en concreto un programa de HHSS) ha sido efectiva par paliar su depresión y deterioro cognitivo. Las habilidades adquiridas por estos ancianos revertieron en mejora del estado anímico de otros ancianos con los que interactuaron.
Estado actual del problema
En torno a los años 60 empieza a tener relevancia el problema de que la interacción social disminuye con la edad, lo que supone un impacto en el estado anímico y cognitivo de la población anciana, que aboca en muchos casos en trastornos de depresión y deterioro cognitivo. En este sentido (Carstensen y Edelstein 1990), surgieron dos puntos de vista contrapuestos: la Teoría de la Desvinculación y la Teoría de la Actividad.
Según la primera (Cumming y Henry 1961), la desvinculación sería una respuesta preparatoria a la muerte inminente del individuo anciano: el abandono social sería mutuo y de adaptación. Sin embargo, en revisiones posteriores Neugarten, Havighurst y Tobin (1968) encontraron que la desvinculación describía el proceso de envejecimiento solo para ciertos tipos de personalidad. Desde el punto de vista de la segunda teoría, Maddox (1968) mantenía que un ajuste psicológico óptimo comporta un compromiso social que trasciende en 320 Rev. Psiquiatría Fac. Med. Barna. 2000;27(6):320-329 Programa psicoterapéutico de entrenamiento en habilidades sociales. Su eficacia en el estado anímico y en la función cognitiva de ancianos residentes las etapas avanzadas de la vida.
De acuerdo con esta teoría, los ancianos psicológicamente sanos son los que permanecen activos a pesar de sus pérdidas, que reemplazan apoyos y roles perdidos por otros nuevos y que mantienen, tanto tiempo como pueden, la actividad en roles perdurables. Otra implicación potencial de la inactividad social es la soledad. En este sentido Revenson (1984) pudo demostrar que la soledad se correlaciona inversamente con el grado de integración sociofamiliar.
De otro lado, Montorio y Cois, (1999) consideran que la depresión puede ser una manifestación predominante de un problema de ajuste. En efecto, hay evidencia de que las personas mayores reaccionan al estrés con sentimientos de depresión, mientras que en adultos más jóvenes es más probable que presenten un cuadro de excitación o ansiedad (Allen y Blazer, 1991). Asimismo hay una relación recíproca entre el estilo cognitivo de la persona deprimida y su funcionamiento
interpersonal. Así pues, los ancianos deprimidos tienen tendencia a centrarse y atender más los aspectos negativos de su entorno que los positivos.
Probablemente no se trata de una distorsión cognitiva, sino que son aspectos negativos reales a los que prestan mas atención y por ello son más vulnerables para procesarlos; justamente todo lo contrario de lo que sucede con los aspectos positivos de su vida. Esta perspectiva fortalece la sintomatología de la depresión, haciéndose más negativo y adversivo ante los otros, lo cual, a su vez, estimula el rechazo o la ambivalencia de los demás, que al mismo tiempo es percibida de modo muy negativo por el anciano deprimido. Ello da lugar a una exacerbación de los síntomas, estableciendo una interacción social muy negativa o disminuyéndola hasta el punto de extinguirla, lo que aboca finalmente en e! aislamiento social.
Otros autores observaron [Tec y Granick (Bennett), 1959; Weinstock y Bennett, 1971] que las ancianos que ya estaban aislados antes de ingresar en una residencia geriátrica presentaban una gran dificultad para interactuar con sus compañeros y con el personal, frente a otros ancianos que no estaban aislados ya antes del ingreso residencial. En consecuencia, los ancianos inactivos y aislados se vuelven menos capaces socialmente y por lo tanto presentan un mayor riesgo psicopatológico de problemas interpersonales y emocionales que pueden activar el deterioro cognitivo y especialmente la depresión.
Precisamente un método especialmente útil e interesante para combatir este deterioro cognitivo y anímico del anciano es el desarrollo y estímulo de las Habilidades Sociales (HHSS) (Caballo, 1997), de tal suerte que la potenciación de la conducta social, la expresión de los sentimientos, actitudes, deseos, opiniones y derechos produce en última instancia una mejoría de la satisfacción personal y social, así como de la autoestima (Flórez Lozano 1999).
Como expone De Miguel (1999), el objetivo general de las terapias psicológicas es resolver problemas psicológicos, entendiendo por ellos, en términos generales, las dificultades que tiene una persona en sus relaciones con otros, en la percepción que tiene del mundo en relación consigo misma o en sus actitudes.
En palabras de Kanfer y Goldsteim (1986), los problemas psicológicos se caracterizan por sentimientos de ansiedad, insatisfacción con le propia conducta, excesiva atención sobre el área problemática, ineficacia para conseguir las metas deseadas o incapacidad para funcionar de forma eficaz en las áreas psicológicas. En concreto, respecto a la interacción social (Yanguas y Cois, 1998) se ha de ser consciente de la importancia que tiene el carácter que la interpretación y vivencia subjetiva imprime a los hechos y las conductas. Es indispensable, pues, intervenir sobre esas interpretaciones sociocognitivas y trabajar sobre las atribuciones que de ellas se hacen a temas referentes a la convivencia y relaciones, la actividad, satisfacción y salud entre otros (Flórez Lozano 1999).
Asimismo, Knight y S. Fox, (Montorio y Cois, 1999) indican que la terapia conductual es perfectamente adecuada para aplicarla en la edad avanzada e incluso las técnicas conductuales resultan más aceptables a las personas mayores que la medicación psicotrópica (Burgio y Cois. 1995). Asimismo también parece clara la defensa de la intervención psicológica frente a la farmacológica (Steuer y Cois).
1984), dado que no presenta los graves inconvenientes asociados a los psicofármacos en la edad avanzada: incompatibilidad con otros fármacos necesarios para la mejoría de trastornos físicos, aumento del número de caídas y de fractura de cadera asociadas a éstos, incomodidades y molestias por las posibles consecuencias secundarias (efectos anticolinérgicos de los tricíclicos frecuentes y en principio peligrosos en esta población, aumento de la confusión mental, problemas urinarios, etc.).
Por otra parte, la aproximación conductual se ajusta especialmente bien a las exclusivas necesidades de los ancianos con deterioro cognitiva (Florez Lozano, 1999). La efectividad de las experiencias terapéuticas, tanto individuales como de grupo, aunque escasas todavía, se avala por los logros terapéuticos obtenidos.
En efecto, Zerhusen y Cois. (1991), demuestran la efectividad de la terapia cognitiva de grupo para ancianos residentes obteniendo una reducción estadísti- Rev Psiquiatria Fac Med Barna 2000;2716):32D-320 U1 1 M.J. González Sobejano , J.A. Flórez Lozano, P. Flórez Villaverde comente significativa en el nivel de depresión. Asimismo, Hautzinger (1992), describió un programa de grupo para el tratamiento de pacientes ancianos deprimidos basado en los elementos específicos que inciden en la depresión en la vejez:
Restricciones y cambios en las condiciones de vida, en las funciones sociales y somáticas.
Carencias percibidas o reales de control sobre estos cambios.
Expectativas y asunciones rígidas, absolutas y negativas.
Déficits en comportamientos alternativos.
Por su parte Thompson (1996) relata las conclusiones de sus pacientes ancianos, manifestando que asimilan bien la estructura de la terapia, y aprenden destrezas que pueden ayudarles en el afrontamiento del estrés. Igualmente, Montorio y Cois (1999) realizaron un programa grupal compuesto de tres fases: En la primera se incluye el entrenamiento en asertividad; en la segunda, el entrenamiento en reestructuración cognitiva, yen la tercera la reestructuración cognitiva y la asertividad en un único paquete de entrenamiento. Este programa ya ha recibido apoyo empírico de su eficacia en personas mayores con depresión unipolar, con problemas de depresión, asertividad y, en algunos casos, problemas maritales.
Recientemente, De Miguel (1999), realizó una intervención dirigida a la promoción de las habilidades interpersonales en dos grupos de ancianos. Diseñó y aplicó dos programas en los que se conjugan tanto técnicas de terapia conductual como de terapia cognitiva, con las siguientes conclusiones:
Las habilidades interpersonales son susceptibles de modificación mediante la puesta en práctica de programas de entrenamiento cognitivos y cognitivo-conductuales.
El paso del tiempo no produce disminuciones ni aumentos en el desempeño de estas habilidades, lo que confirma su calidad de dimensiones de consolidación intermedia y se puede «normalizar» a los ancianos «discapacitados» a nivel de habilidades interpersonales.
Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, nos hemos propuesto en este trabajo de investigación:
Favorecer las relaciones interpersonales que implican afecto y ayuda emocional (sentirse querido, intimidad, confianza, disponibilidad).
Capacitar a los ancianos para que desarrollen respuestas sociales que aumenten el refuerzo positivo (consecuencias agradables o deseables).
Reducir y eliminar respuestas de ansiedad en situaciones sociales (refuerzo negativo) y como aprender habilidades asertivas así como incrementar la autoestima.
Material y métodos
a) Muestra
La muestra está formada por dos grupos: Uno experimental formado por doce ancianos, a los que se aplicó el programa de intervención de entrenamiento en HHSS, y otro de control formado por diez ancianos.
Ambos grupos están formados por un total de 8 hombres y 14 mujeres, con un rango de edad comprendido entre 65 y 91 años y una edad media de 75.62 años mas menos un error estándar de 2.08, no existiendo diferencias estadísticas significativas entre la edad de ambos grupos, por lo que los grupo en su conjunto resultaron ser homogéneos.
En cuanto a los criterios de inclusión se obtuvieron mediante:
– la entrevista semi-estructurada: – tener problemas de relación interpersonal, es decir, falta de integración; y deseo de relacionarse con los demás y salir del aislamiento.
– las puntuaciones en las escalas de depresión y de deterioro cognitivo, para detectar los trastornos afectivos o de la cognición, en definitiva psicopatologías institucionales que podrían mejorar
con el programa. Se han considerado ancianos con estados de deterioro cognitivo y afectivo compatibles con la comprensión y seguimiento de las sesiones del programa.
Respecto a los criterios de exclusión, hemos eliminado ancianos con: alteraciones cognitivas graves, alto grado de deterioro físico, depresión grave, esquizofrenia, mutismo total, ceguera total, sordera
total, o rechazo a participar en el grupo.
b) Pruebas
– Entrevista individual semi-estructurada
– Escalas de depresión y de deterioro cognitivo.
Depresión
Escala de Depresión en el anciano Ciencias de la
Conducta , (Florez – Lozano, 1999) 322 Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2000;27(61:320-329 Programa psicoterapéutica de entrenamiento en habili dades sociales. Su eficacia en el estado anímico y en la función cognitiva de ancianos residentes Geriatric Depression Scale GDS). (Yesavage y Cois., 1983) Deterioro Cognitivo SPMSQ. (Pfeiffer, 1975)
Mini-examen Cognoscitivo. (Lobo y col, 1979)
c) Procedimiento
Las sesiones terapéuticas dirigidas exclusivamente al grupo experimental se hicieron en un salón amplio situado en la planta baja de la residencia, en el que previamente se colocaban todas las sillas de los participantes en círculo.
A continuación, tanto el grupo experimental como el grupo de control, asistieron durante otra hora y media a las actividades lúdicas propias de la residencia (elegidas por ellos mismos y no dirigidas), no obstante, todas ellas situaciones de interacción social. En un principio el grupo experimental se empezó a constituir con 17 participantes, y el de control con 13; sin embargo, fue disminuyendo hasta 12 y 10 por quiebras en la salud (caídas con fracturas, que dejaron a tres participantes inmovilizados sin poder asistir al salón, enfermedad urológica prolongada de otros dos participantes, otros tres sufrieron ingresos hospitalarios muy frecuentes, óbito de otros dos, cuatro que asistiendo al programa no pudieron estar para la última evaluación por ingreso hospitalario o intervención quirúrgica), por vacaciones con sus familiares (dos) y por expreso deseo de no asistir ni quererse enterar ni de en qué consistía el programa de intervención debido a unas manualidades que con anterioridad habían sido obligados a practicar (otros dos).
d) Programa de intervención en entrenamiento de HHSS
– Técnicas psicoterapéuticas utilizadas – Técnicas de control de le ansiedad :Respiración y relajación progresiva simplificada de Jacobson (Cautela y Groden 1985) Técnicas cognitivas: Terapia Racional Emotiva (TRE). (Ellis y Grieger 1981) Técnicas de aprendizaje: modelado, ensayo de conducta, instrucciones, retroalimentación, reforzamiento, habituación y generalización (Caballo 1997), (Yanguas y Cois. 1998). Descripción del programa:
Tabla 1. Descripción del programa de intervención en el grupo experimental (caballo 1997; Yanguas y Cois, 1998).
Adaptaciones. Fue preciso adoptar cierta flexibilidad en la aplicación de las sesiones dado que, aunque la asistencia fue bastante completa y asidua, la fragilidad física y psíquica de los ancianos hace que tengan un estado físico y de ánimo fluctuantes.
Unos días iban de buen grado a la actividad, otros días necesitaban bastante motivación para acudir y otros días no era posible. Debido a la fragilidad de la memoria fue preciso repetir alguna sesión o hacer énfasis en la revisión de tareas anteriores, haciendo un recuerdo incluso de lo entrenado en la sesión anterior.
Se ha incluido en el programa de entrenamiento de las HHSS, las sesiones: «Interacciones con el sexo opuesto», «Enfrentamiento a figuras de autoridad» y «Control de la conducta agresiva, provenientes de programas de HHSS para adolescentes.
Cronograma. El proceso de contacto con los grupos de ancianos y la primera evaluación se realizó durante los meses de Marzo y Abril de 1999. La aplicación del programa de intervención se hizo durante dos meses (Mayo y Junio de 1999).
Las sesiones del programa se aplicaron en días alternos: lunes, miércoles y viernes, durando la sesión una hora y media. Durante los mismos días, y a continuación de la sesión correspondiente disfrutaron ambos grupos (experimental y de control), de las actividades lúdicas durante otra hora y media. La segunda evaluación se llevó a cabo durante el mes de Julio de 1999.
Resultados
Siendo un caso de muestras pequeñas (con un número de observaciones menor de 30) se formularon ensayos de hipótesis y significación utilizando la distribución «t» de Student (Murray. 1992). Para analizar los resultados antes y después de la intervención psicoterapéutica (igual tamaño de muestra), realizamos le prueba «t» para medias de dos muestras emparejadas. Para muestras de diferentes tamaños, (diferencias antes-después entre grupo experimental con grupo de control), realizamos una prueba «t» homocedástica.
Estudiamos la probabilidad «P» (dos colas) de la hipótesis de que las dos muestras puedan pertenecer a la misma población, o sea, de que las diferencias observadas en las medias sea debida al azar. Si esta probabilidad es baja (p. e. <1%), se puede afirmar consecuentemente la falsedad de la hipótesis, la diferencia apreciada en las medias es significativa: no es debida al azar y consecuentemente se debe a otras causas (en este caso la intervención). El «error» asumible por esta afirmación seria el valor de «P» expresado en %. a).
a) Análisis Estadístico de las Escalas de Depresión.
Los resultados obtenidos en la escala de Ciencias de °2. De los datos de dicho cuadro se puede asegurar que, para ambos grupos con un margen de error del 0.1%, ha habido un cambio significativo en sus puntuaciones.
Tabla 2. Análisis comparativos (pruebas T) de las dos evaluaciones para los dos grupos, con la escala Ciencias de la Conducta.
Tabla 3. Análisis comparativos (pruebas T) de las dos evaluaciones para los dos grupos, con la escala GDS. cuyas medias han disminuido considerablemente.
No hay datos significativos en cuanto a la mejoría relativa de ambos grupos. Por otro lado en la Tabla n° 3 se muestran los resultados obtenidos en la escala GDS. Observando los datos del cuadro se puede asegurar que, a un nivel significativo para el grupo experimental y probablemente significativo para el grupo control, ha habido un cambio en sus puntuaciones, cuya media ha disminuido considerablemente. No hay datos significativos en cuanto a la mejoría relativa de ambos grupos.
A fin de poder observar las diferencias absolutas entre los dos grupos, experimental y control, antes y después de la intervención, realizarnos las pruebas homocedásticas obteniendo valores de «P» de 72.48% y 96.40% en la escala Ciencias de la Conducta y de 28.64% y 92.13% para la escala GDS.
Así pues, las puntuaciones de las escalas de depresión de los dos grupos de ancianos eran similares antes de la intervención, lo cual era esperable, ya que la depresión (salvo la depresión grave) no formaba parte de los criterios de exclusión del grupo experimental; pero es reseñable que el resultado obtenido estadísticamente confirme el hecho de igualdad inicial entre los dos grupos.
Esta afirmación es aún más significativa para la escala de Ciencias de la Conducta. Después de la intervención, para las dos escalas, las puntuaciones medias de los dos grupos han quedado más próximas. Todos los ancianos han mejorado en el estado de ánimo y se han igualado entre ellos respecto a esta variable.
B) Análisis estadístico de las escalas de Deterioro Cognitivo.
Los resultados obtenidos en la escala SPMSQ Pfeiffer se muestran en la Tabla n° 4. En dicho cuadro observamos que los valores medios de las puntuaciones obtenidas en esta escala por el grupo experimental disminuyeron desde valores ya muy bajos, a valores prácticamente nulos y muy centrados en sus medias; con un posible error del 2.5% podemos afirmar que los cambios observados se deben a la intervención.
Para el grupo control, las escasas mejorías encontradas no son significativas. Con una probabilidad del 89%, se podría afirmar que las diferencias relativas en las mejorías son debidas a la intervención. En la Tabla n° 5 se muestran los resultados obtenidos en el Mini-examen Cognoscitivo Lobo.
Observando los datos de dicha tabla se puede ver un aumento de los valores medios obtenidos en la segunda evaluación con respecto a la primera para el grupo experimental, lo cual implica en este caso una mejoría en el estado cognitiva de los ancianos, paralelamente a lo obtenido por el SPMSQ.
El valor de la probabilidad «P» es prácticamente cero (0.13%), lo que valida con un nivel de significación del 1% según esta escala, la mejoría habida en el estado cognitivo de los ancianos de este grupo. Es menos significativa (2.81%) la pequeña mejoría en el estado cognitivo de los ancianos del grupo control. Para esta prueba, resulta probablemente significativa la mejoría relativa observada entre los dos grupos.
Tabla 4. Análisis comparativos (pruebas T) de las dos evaluaciones para los dos grupos, con la escala SPMSQ Pfeiffer.
Tabla 5. Análisis comparativos (pruebas T) de las dos evaluaciones para los dos grupos, con la escala Mini-examen Cognoscitivo Lobo.
Dada la poca significación de las mejorías encontradas en el grupo experimental con relación a las encontradas en el grupo control, realizamos las pruebas homocedásticas con los valores absolutos de los grupos, tanto para antes como para después de la intervención. Se obtienen valores de «P» de 7.31% y 1.39% en la escala SPMSQ Pfeiffer y de 8.70% y 1.12% para la escala Mini-examen Cognoscitivo Lobo. Para las dos escalas se puede afirmar, aunque no muy significativamente, que los niveles de deterioro cognitivo de los dos grupos de ancianos eran diferentes antes de la intervención.
Ello era esperable ya que las alteraciones cognitivas graves formaban parte de los criterios de exclusión del grupo experimental, pero es reseñable que el resultado obtenido estadísticamente confirme el hecho de la desigualdad inicial entre los dos grupos. Después de la intervención, para las dos escalas, es mas patente la diferencia entre los dos grupos, con valores ya significativos, Solo los ancianos del grupo experimental han mejorado en la función cognitiva.
Discusión
Discusión de los resultados de la evaluación del estado anímico.
Los resultados del análisis de datos de la evaluación inicial para los dos grupos no fueron significativamente diferentes, pudiendo asumirse que las dos muestras eran equivalentes para la variable depresión. Esto era de esperar dados los criterios de inclusión.
Con una alta significación para las dos escalas (Tablas 2 y 3), el nivel de depresión bajá considerablemente después de la aplicación del programa de intervención en el grupo experimental (las puntuaciones bajaron del orden de un 60%).
Se confirma la consecución de uno de los principales objetivos: mejora del estado anímico de los ancianos; datos que corroboran las afirmaciones de Zerhusen y Cois.(1991), que han sido confirmadas por Thomson (1996) y más recientemente por Montorio y Cois. (1999) y De Miguel (1999).
Paralelamente, con una significación equivalente para la escala de Ciencias de la Conducta y probablemente significativa para la escala GDS, el grupo control mejoró en niveles parecidos o aún mejores (Tablas 2 y 3). Si bien esto ha sido gratificante, no era esperado.
Cabría imaginar cuatro supuestos:
– que la mejoría del estado anímico de los ancianos se debiera al azar: por razones estadísticas debo rechazar este supuesto
– que la mejoría fuera debida a motivos ajenos a la intervención: sin embargo no hubo otros motivos que pudieran, de una forma tan expresa, mejorar el estado de ánimo de los ancianos
– que la mejoría del estado anímico se produjera únicamente por el efecto de las actividades lúdicas de la residencia. Se oponen a este supuesto los comentarios de los ancianos, recogidos en las entrevistas individuales, relativos a experiencias anteriores con actividades lúdicas de tipos similares pero impuestas, que recuerdan como individualizadas y poco gratificantes
– posiblemente la mejoría se debió pues a los efectos indirectos derivados de las habilidades de comunicación adquiridas por el grupo experimental, al relacionarse con este grupo control durante los momentos de interacción social.
Sin la intervención, los ancianos del grupo experimental no habrían roto la barrera de aislamiento, ya que no tenían las habilidades de comunicación necesarias para interrelacionarse, ni las necesarias para poner en práctica procesos de toma de decisiones. Esto es, no habrían interactuado ni para elegir las actividades lúdicas ni para disfrutarlas.
Fue la habilidad adquirida para comunicarse del grupo experimental la que hizo que ambos grupos (experimental y control) interactuasen tanto para elegir sus actividades lúdicas como para disfrutarlas. Ya Hautzinger (1992) mencionaba la carencia percibida o real de control sobre los eventos, como uno de los elementos específicos inductores de la depresión y sobre el que es preciso trabajar en la intervención psicoterapéutica con ancianos. Los datos aquí obtenidos corroboran sus conclusiones.
Fueron los ancianos del grupo experimental los que rompieron la barrera de aislamiento de los ancianos del grupo control, y esto llevó a que su estado de ánimo mejorara considerablemente. En conclusión, los resultados del análisis de datos de la evaluación final para los dos grupos fueron significativamente iguales. (Ver Tablas 2 y 3). Se confirma estadísticamente la mejoría de los dos grupos, que se igualan en sus niveles de estado anímico.
Todo lo relativo al análisis de resultados de depresión es equivalente en las dos escalas utilizadas, si bien los valores estadísticos resultan más significativos para la escala de Ciencias de la Conducta. Mi experiencia al pasar las escalas fue que los ítems de ésta resultaron más asimilables por su simplicidad, brevedad y concreción (por no presentar contenidos complejos), dadas las dificultades y fluctuaciones de atención de los ancianos. En la Figura 1 se aprecia gráficamente la disminución de la depresión entre la evaluación inicial y final para los grupos experimental y control en las dos escalas utilizadas.
Discusión de los resultados de la evaluación de la función cognitiva.
Como era de esperar por los criterios de exclusión, del análisis de datos no resultó ninguna igualdad significativa entre los dos grupos para ninguna de las dos escalas. El grupo experimental presentaba inicialmente menos deterioro cognitivo que el grupo control.
En el grupo experimental, después de la aplicación del programa de intervención, se observa, para las dos escalas, una mejoría en le función cognitiva, con una alta significación (ver Tablas 4 y 5), pasando todos los ancianos a valores considerados normales. Se confirma la consecución de otro de los objetivos: disminución en el deterioro cognitivo en este grupo, hecho que es consecuente con las observaciones de Thompson (1996).
Por otro lado se deriva de los resultados (Tablas 4 y 5), que en el grupo control ha habido muy pequeñas mejorías y con altas probabilidades de aleatoriedad. Esto era de esperar dado que este grupo no fue entrenado en el aprendizaje de ningún tipo de habilidad y por tanto no fue estimulada su función cognitiva. La interacción con el grupo experimental fue únicamente social.
Figura 1. Variación de los valores medios de las evaluaciones de depresión antes y después de la intervención para los dos grupos y con las dos escalas.
Figura 2. Variación de los valores medios de las evaluaciones de deterioro cognitivo antes y después de la intervención para los dos grupos y con las dos escalas.
Del análisis comparativo de los dos grupos después de la intervención se deduce una alta significación estadística en sus diferencias (>98%), mayor que en la evaluación inicial. Este hallazgo, es considerado muy importante, justifica este tipo de programas de intervención psicoterapéutica y además es apoyado por otros autores [Thompson (1996) y De Miguel (1999)].
Al igual que con las escalas de evaluación del estado anímico, en este caso nos encontramos con diferencias en los análisis de los resultados de las dos escalas utilizadas. Todo lo expuesto vale para las dos, pero les niveles de significación son más altos para el Mini-examen Cognoscitivo Lobo. En nuestra experiencia al pasar las escalas, ello se debe a que en la escala SPMSQ Pfeiffer hay ítem con variables de cultura política, y la falta de este conocimiento en dos de los ítem de la escala se interpreta como deterioro cognitivo.
Como se aprecia en el gráfico (Figura 2), la mejoría en el estado cognitivo ha sido significativa para el grupo experimental, no siéndolo así para el grupo control, tanto en la escala de Deterioro cognitiva SPMSQ (con puntuaciones descendentes) como en el Mini-examen Cognoscitivo Lobo (con puntuaciones ascendentes).
Conclusiones
A la vista de los resultados se puede concluir que la psicoterapia con ancianos residentes (en concreto un programa de intervención en entrenamiento de HHSS) ha sido efectiva tanto para paliar su nivel de depresión como su deterioro cognitiva. Las habilidades adquiridas por estos ancianos entrenados mediante esta psicoterapia, revertieron en mejora del estado anímico de otros ancianos con los que se relacionaron en situaciones de interacción social.
Así mismo se favorecieron las relaciones interpersonales capacitando a los ancianos del grupo experimental para desarrollar las respuestas sociales que aumentan el refuerzo positivo, se redujo la ansiedad en situaciones sociales eliminando las respuestas de evitación al aprender habilidades asertivas y se les facilitó el control de sus propios deseos, necesidades y problemas al aprender habilidades de toma de decisiones, incrementando en alto grado su autoestima.
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Psicóloga
Publicado: Nov.-Dic. 2000