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Guía de tratamiento de la enfermedad de Alzheimer

Qué es la enfermedad de Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es un trastorno degenerativo progresivo en el que se destruyen las células nerviosas del cerebro y la sustancia cerebral se encoge. Esta enfermedad es la forma más frecuente de demencia (trastorno de los procesos mentales); conduce, a lo largo de un período de años, a un declive gradual de todas las áreas de la capacidad personal, mental e intelectual. El curso de la enfermedad es distinto en cada individuo, pero puede durar de 2 a 20 años (el promedio es de 5 a 10 años).

Causas de la enfermedad de Alzheimer

La causa de la enfermedad de alzheimer no se conoce del todo. Se cree que puede haber factores genéticos (hereditarios) implicados y que la rotura de las proteínas daría lugar a la formación de depósitos proteicos (placas seniles) en el interior del cerebro. En esta enfermedad existe en el cerebro un déficit marcado de una sustancia llamada acetilcolina. La acetilcolina es necesaria para el funcionamiento normal de las células cerebrales; al disminuir los niveles de esta sustancia química, se forman placas, creando haces de fibras (ovillos neurofibrilares). En la evolución de la enfermedad también pueden influir factores infecciosos y ambientales, pero el grado en que esto ocurre no se conoce del todo.

Cómo reconocer los síntomas en la enfermedad de Alzheimer

Uno de los primeros signos de la enfermedad son los olvidos. Al fallar la memoria a corto plazo y deteriorarse el recuerdo de los acontecimientos recientes, el paciente puede recordar hechos de mucho tiempo atrás, pero es incapaz de rememorar las cosas ocurridas ese mismo día o incluso unas horas antes. Al progresar la enfermedad, la pérdida de memoria se hace más intensa y se deterioran el lenguaje, la comprensión y la capacidad de reconocimiento de la persona.
Otros síntomas son:

+ Incontinencia
+ Confusión en cuanto a tiempo y lugar
+ Temperamento irritable o agitado
+ No se reconoce a familiares ni amigos
+ Falta de control de los movimientos
+ Capacidad mental infantil
+ Insomnio
+ Cambios de humor
+ Depresión
+ Estreñimiento

En las últimas etapas de la enfermedad, el paciente puede perder la capacidad de realizar la mayoría de las actividades cotidianas, como lavarse, vestirse, comer y beber, volviéndose totalmente dependiente de los demás para satisfacer sus necesidades diarias. Puede vagar sin rumbo o sentarse inmóvil durante horas.

La agitación, la ansiedad, el caminar errante, el lenguaje repetitivo y la paranoia también son signos frecuentes de la enfermedad. La persona con enfermedad de Alzheimer puede tener alucinaciones y volverse agresiva o dócil. Al final, puede acabar postrada en cama y presentar complicaciones tales como úlceras de de cúbito, problemas alimentarios y neumonía.

La enfermedad se diagnostica a partir de la historia clínica y los síntomas. Puede que haya que evaluar los estados neurológico y mental, y habrá que descartar otras afecciones similares a la enfermedad de Alzheimer. Las pruebas de memoria, los análisis de sangre y las tomografías cerebrales pueden formar parte de los procedimientos diagnósticos, que pueden prolongarse
durante un tiempo (meses).

Las etapas de que consta la evolución de la enfermedad son:

1. Deterioro de la memoria a corto plazo.
2. Pérdida de capacidades cognitivas (aprendizaje y
comprensión), incluidas la capacidad de cálculo; la percepción espacial, visual y temporal, y la capacidad de usar objetos y herramientas corrientes.
3. Etapa avanzada: se afectan gravemente los niveles
de consciencia y reacción.

Cuidar en el hogar a una persona con enfermedad de Alzheimer requiere grandes dosis de compasión, paciencia y energía.
A pesar de que sea necesaria una constante supervisión, la vida doméstica debe continuar lo más normalmente posible.
Actividades cotidianas, como lavarse, vestirse, comer y beber, volviéndose totalmente dependiente de los demás para satisfacer sus necesidades diarias. Puede vagar sin rumbo o sentarse inmóvil durante horas. La agitación, la ansiedad, el caminar errante, el lenguaje repetitivo y la paranoia también son signos frecuentes de la enfermedad. La persona con enfermedad de Alzheimer puede tener alucinaciones y volverse agresiva o dócil. Al final, puede acabar postrada en cama y presentar complicaciones tales como úlceras de de cúbito, problemas alimentarios y neumonía.

Cómo diagnosticar la enfermedad de Alzheimer

La enfermedad se diagnostica a partir de la historia clínica y los síntomas. Puede que haya que evaluar los estados neurológico y mental, y habrá que descartar otras afecciones similares a la enfermedad de Alzheimer. Las pruebas de memoria, los análisis de sangre y las tomografías cerebrales pueden formar parte de los procedimientos diagnósticos, que pueden prolongarse durante un tiempo (meses). 

Las etapas de que consta la evolución de la enfermedad son:

1. Deterioro de la memoria a corto plazo.
2. Pérdida de capacidades cognitivas (aprendizaje y
comprensión), incluidas la capacidad de cálculo; la percepción espacial, visual y temporal, y la capacidad de usar objetos y herramientas corrientes.
3. Etapa avanzada: se afectan gravemente los niveles de consciencia y reacción.

Hay que animar al paciente a que ayude en las labores cotidianas y a que converse lo más posible. También es importante que el cuidador busque toda la ayuda que pueda recabar mientras el paciente viva en casa. La ayuda de familiares y amigos tiene un valor incalculable a lo largo de las etapas más duras de la enfermedad. El médico, el especialista sanitario y las organizaciones de autoayuda pueden proporcionar consejos y apoyo.

Al avanzar la enfermedad, puede ser necesario trasladar al paciente a una residencia sanitaria. Con ayuda se puede mantener al mínimo el sufrimiento del enfermo y preservarse su dignidad y calidad de vida. No existe cura conocida para esta enfermedad, ni tampoco forma alguna de reparar el daño ya sufrido por las células del cerebro. La mayoría de los tratamientos sirven para aliviar los síntomas de esta afección. Esto es especialmente importante en las primeras etapas de la enfermedad, cuando el paciente se da aún cuenta de su situación.

Medicación para la enfermedad de Alzheimer

Todos los fármacos pueden agruparse por su mecanismo de acción (cómo actúan). En la siguiente lista se incluyen todos los tipos de fármacos autorizados para tratar esta enfermedad hasta la fecha de publicación. Consulte a su médico siempre que tenga alguna duda o pregunta acerca de la medicación prescrita.

Tipo de fármaco Efecto (en orden alfabético) Inhibidores de la acetilcolinesterasa. Frenan la descomposición de la acetilcolina, aumentando así la cantidad de que pueden disponer las células del cerebro para poder funcionar.

Otros fármacos que pueden utilizarse para tratar síntomas concretos

Antidepresivos Pueden disminuir la depresión que experimentan algunos pacientes.
Ansiolíticos Pueden contribuir a reducir la ansiedad a largo plazo con agitación.
Laxantes Alivian los síntomas del estreñimiento, cuando aparece éste.
Sedantes Alivian los síntomas del insomnio.

Medicina complementaria para tratar la enfermedad de Alzheimer

Para algunos pacientes los tratamientos alternativos o complementarios pueden tener efectos beneficiosos.
Entre éstos están, aunque no exclusivamente, los siguientes:
Homeopatía, Aromaterapia, Acupuntura Masaje y Hierbas medicinales.

Psicoterapia en el Alzheimer

En las primeras fases de la enfermedad, la psicoterapia puede ayudar a disminuir los síntomas de depresión y agitación. Traer a la memoria hechos del pasado mediante fotos, recuerdos y largas conversaciones sobre familiares, amigos y acontecimientos, puede preservar la consciencia del paciente, mejorar su estado de ánimo y ayudarle a conservar su capacidad mental el mayor tiempo posible.

 

Publicado: Ene.- Jun. 2002 nº1
Publicado en la revista Asociación Familiares Alzheimer Asturias-AFA 

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